viernes, 21 de mayo de 2010

La vaca

El sol del medio día, aquél que secaba los sembradíos y hacía la tierra más seca otra vez estaba ahí.
Un calor fuerte y seco me hacía sudar.


Yo cuidaba la única vaca que teníamos junto con su becerrito, Mi padre la había comprado y me dijo: tú te encargaras de ella, no quiero chingaderas, le darás de comer, de tomar y vigilaras que no se escape.
El mayor tiempo me la pasaba cuidando a
la vaca al pie de un árbol, llegaba en la mañana y la amarraba, cuando la vaca se echaba yo también me acostaba con ella y sentía sus costillas y su piel.
También ordeñaba a la vaca. Pienso que la vaca llegó a quererme porque me quedaba dormido y ella no se movía. Algunas veces le cantaba canciones de Julio Iglesias, las canciones que le gustaban a mi madre y que yo a mis 9 años ya sabía de memoria. Debo admitir que me gustaba más cuidar la vaca que estar en casa o en la escuela, porque en casa mi padre me golpeaba y en la escuela no tenía amigos.
Cuando llegó el becerrito me puse tan contento. También porque justo ese día se había instalado un cine en el pueblo al cual tenía pensando meterme a como diera lugar, después de cinco días, cuando la vaca se compuso, la lleve al árbol y la amarré, le deje como ocho metros de soga por si quería comer paja , porque ese día iría al cine y me había bañado para ir, al becerrito lo deje aparte y me fui, camine hasta el cine, caminé
contento porque me había escapado y nadie se daría cuenta, disfrute la película.
Y regresé antes de que se metiera el sol, llegué al árbol y no vi a la vaca, seguí la soga hasta los surcos de paja y ahí estaba tirada, inflada la vaca. No sabía que hacer. La movía y aún estaba viva, había comido demás. La desamarré y la vaca corrió hacia el becerrito, junto a él murió.
Lloré, Lloré y Lloré. Mi padre regresó y al darse cuenta de lo que había pasado me regañó, prefiero no recordar si me golpeó. Después mis hermanos más grandes piquetearon a la vaca para desinflarla y ahí salió la paja. Para después llevarla con el carnicero del pueblo y venderla.

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