martes, 26 de mayo de 2009

Crónica de un concierto a medias

13,marzo, 2005 o 2006 ya no sé


Llegamos al centro de la ciudad de Tijuana, deslumbrantes luces, de noche. Sonidos de música distante. Nos bajamos en la 6ta. y Negrete, de un taxi blanco y rojo, de esos que ya no existen. Sonia y yo.
8 de la noche. Nuestros pasos se dirigían hacia la Av.revolución. Tonalidades oscuras, pasamos el Jai Alai. En la esquina del am-pm, nos disponíamos a cruzar para seguir hacia la calle Constitución. De repente, escuchamos un grito -¡Sonia! -y volteamos hacia el café, que ha dejado de ser café para convertirse en comida instantánea. En el bordo de una pequeña banquetilla estaba senta una chica de Dr. Martens, de nombre Brisia. Entonces, nos mostramos tan cordiales , para ir a saludarla.
Y esperar a su novio una hora más. Perdiento el tiempo. Sonia reviviendo viejos momentos de su vida, junto con Brisia, esa que fue su amiga, la primera vez que entro a la preparatoria. Pero ahora lo era yo. Sólo porque volvió a entrar por segunda vez. De noche. Gringos ku kux klanes, por todos lados. Visitantes ajenos, con sombreros mexicanos. hebrios.
Como a las 9, llego Saúl. Enojadas las 3, por su impuntualidad. Decidimos movilizarnos para llegar a tiempo al concierto. El cual no sabíamos a que hora empazaba.
Ahora si, ibamos a cruzar del am-pm, hacia el oxxo de la revu, junto con un guerito, de esos gringos hippies que no puedes dejar de ver y de adimirar su belleza. Justo antes de cruzar, dos hebrios se aproximaron, era Abner "el choko"y "el sabroso". También iban al concierto. (Reencuentro).
Hablando incoherencias, llegamos a la constitución. En eso comienza una discusión entre Brisia y Saúl. Se me olvido recordar algo, eran novios. Nunca sabíamos porque discutían tanto, pero llegaban a los golpes.
El lugar del concierto : Multikulti. Había fila, aún no abrían las puertas.
Mientras Abner y yo, preferimos comprar los boletos, para la entrada. Boletos que no decían Tijuana No o igual ni había alcanzado los verdaderos, no lo sé, me tocó azul, Maldita vecindad. Maldita me sentí después.
Los otros estaban buscando la manera de resolver el conflicto de la pareja agresiva. ¡Siempre lo mismo!, deberían dejarse.
En el cofre de un carro estacionado, justo en frente del inmueble, estaba Arnold, Casko y René, a este último no lo conocía, pero ahí me lo presentaron. A estos tres les pondré " los tres mosqueteros", para identificarlos más adelante.
Amigos de la prepa, de hecho todas las personas mencionadas y yo, estudiabamos donde mismo. A si!, a exepción del "sabroso" que ya estaba casado y René, que para ese entonces no hacía nada y lo mantenían . Nos fuimos metiendo a la fila. Abner traía mezcal, el cual no iban a dejar pasar.
Sonia llego al instante junto con los demás. Me dieron el mezcal y lo metí dentro de la chamarra de Marlboro que traía puesta. Logré burlar la seguridad, pasé, sólo esculcaron mi pantalón.
Adentro unas escaleras a los lados, con un toque fino, unas columnas estorbosas, restos de un incendio se apoderaban del pequeño lugar, al fondo unas puertas que daban acceso al aire libre.
Decidí pasar al baño. Un lugar abandonado, con unos cuantos escusados y unas divisiones improvisadas, de las cuales colgaba una pequeña tira que no lograba cubrir nada de mi flaculento cuerpo. Salí. Trataría de no volver a entrar.
Pasamos al exterior del lugar. Algo amplio. Sin luz. De bajada. Con unas gradas de cemento, en la parte de arriba. Nos separamos.
Decidí conocer gente. Me fui con Sonia y Abner, a saludar a un afro pelo chino "Macaco" su sobre nombre, otro compañero, que venía de Tecate, y que consideraba a Tijuana, como lo más cabrón.
Ahí me ofrecieron una cerveza. Alguién me la trajo. No recuerdo quien.
Bebiendo de un vaso de fomi, blanco, caminé hacie otro extremo, donde estaban sentados "los tres mosqueteros". Me senté. Pedí otro vaso con beer. -¿Corona, Sol o Tecate?- Preguntó arnold, -Sol-.
Cada segundo el olor de la mariguana se apoderaba del lugar. Unos punks que estaban cerca, empezaron de mamones a golpearse con los cintos de estoperoles. Pero en el escenario, que en realidad no se veía aun nada, apenas estaban acomodando los intrumentos y buscando las conexiones para los cables.
10pm, No parece que aquí valla a tocar algun grupo, no se a prendido ninguna luz. Y yo ya me hago del baño. La cerveza causante del efecto.
En ese pedazo de la esquina del mundo, se empezaron a escuchar micrófonos. Fui al baño. A ver como le hacían las de más pendejas que al igual que yo buscaban la manera de cubrirse, pues ni siquiera la entrada al baño contaba con una cortina. Volví a salir a probar un poco de aire nocturno mezclado con el humo del tabaco y el olor del alcohol. Ya todos los amigos habían cambiado de lugar, estaban repegados hacia una pared y unos muros, junto con otros chicos desconocidos.
Me senté a esperar y platicar con ellos, sobre asuntos poco interesentes. Brisia estaba junto con Sonia hablando sobre sus historias con Saúl. Saúl estaba quien sabe donde, por allá, lejos.
Abner sentado en transe, tranquilamente, porque ya no podía levantarse. Arnold y Casko esperando junto conmigo que la primera nota musical saliera del escenario. Pero no.
En eso, unos acordes, demasiado desafinados surgieron del escenario. Se prendieron las luces, las cuales se reflejaban en los rostros de todos los que estabamos presentes. ¿Tijuanarkia?, pero, ¿qué fuckin's es eso?. Unos, hombres desaliñados aparecieron en el escenario con el nombre del grupo en la batería, no se cuanto tiempo tocaron, porque yo estaba flotando sobre el cemento. Muchos abucheos ¡Bajense cabrones!. Sabe si después de ellos toco algún otro grupo, volví a revivir cuando escuche el Mexican Ska de Almalafa, me alegré, y coreaba junto con mis amigos la canción de México libre.
Sentada en el sucio cemento a oscuras. Alguién me invito un churro, René el nuevo amigo se sentó conmigo, intercambiamos números de teléfono, con letra fea escribí el mío, con letra pésima escribió el suyo. ¿Nos volvéremos a ver?, no importa si no. Se retiró. Me quedé sola equilibrando mis pensamientos. Todos empezaban a amontonarse porque no faltaría mucho para que Tijuana NO, comienze a tocar, un slam amplio, golpes, patadas, cintarazos, sin límites.
Hay Saúl pobre de ti que te paso? otro putazo? quién te madreo? demasiado sarcástica.- Saúl llegó con uno de sus grandes ojos hinchado, pero quería andar en el slam el nene.
TIJUANA NO
A eso vine ni madres que me quede aquí a ver a este golpiado, me acerqué poco a poco al centro, era mejor ,me sentía bien. Alcanzaba a entonar las canciones.. Sentí un brazo arriba de los hombros, era el choco y el sabroso lo seguía porque ya andaba borracho.
Golpes bajos, todos madreados salieron del slam, para cuando esa canción cuestionaba mi poca conciencia ya estaba repegada hasta mero merito al frente viendo a la idiota invocalista que para mi gusto no cantaba ni coreaba bien sólo estorbaba.
TO BE CONTINUED..

lunes, 25 de mayo de 2009

Carnaval callejero

Edificios y casas de Infonavit, pinturas desgarradas. Abajo, carpas de colores detenidas por unas delgadas varillas, como mis piernas. Predomina el rosa y el rojo. Carpas por todos lados, aquí, allá.

Cosas que se venden a veces sin tener valor alguno, como esos zapatos sin par. Ropa amontonada en pequeñas mesas, cosméticos caducados, el lip-gloss derretido, la guitarra sin cuerdas, el collar sin perlas, el radio inservible, la muñeca sin piernas.
Cartones con saldos, la bolsa, el pantalón, la blusa de marca colgada, mujeres. Es temprano pero el sol ya esta gozoso de ver a las señoras que madrugan para ir a la boutique de Shopping.

Todo lo que el ser humano necesita, puede estar ahí. Los piratas con su parche buscan entretenernos con música, películas y anime. Otros no muy piratas están vendiendo el videojuego o la patineta de sus hijos, la vajilla de mamá, la sala y pequeñas figuritas que fueron un recuerdo de su viaje por Mazatlán o por cuba.
Sillas y mesas adornadas con manteles de colores como si todo esto fuera una feria, el fuego prendido para calentar el pozole, el menudo o la birria. En el centro de esas mesas el salero, el cilantro, el limón, la cebolla. .
Hornos calentando la pizza familiar.
El comal de las gorditas, las quesadillas y los sopes con un poco de grasa, de esa que se acumuló desde la ultima venta. El pequeño puesto de tejuino, nieve de limón, experimentos de chile, sal, ciruela y raspados.

Gente caminando en medio de la calle, la calle es de la gente, solo los domingos.
Pero los carros no dejan de pasar lentamente, para esperar que la niña se haga a un lado, pinche niña, y la madre ¿donde chingados esta? estará en ese montón femenino en busca de ropa interior, tratando de encontrar el sostén para agradarle al marido.
El asfalto sucio e inclinado.
Viene hacia mí un poco de agua, destila del puesto de mariscos mosqueados, sigo caminando. Sangre, pollos descuartizados, ¿Cuánto va a llevar? No gracias.
Más adelante chicharrones y carnitas.
Verduras y frutas, anunciadas por un señor que ofrece rebanadas de sandía. Hay variedad. Hortalizas traídas del mercado de abastos. Semillas, muchas semillas para hacer un collar. Agujetas, ligas, accesorios para el pelo, cosas chinas.
Salió la madre, de la niña liberal. – Te estoy diciendo que no te muevas- la jala – Truena la muñeca de la niña- cruak y llora.
Esa señora debería aprender a esta otra que estoy viendo, trae tanto ella como su hijo una cuerda en la muñeca. Así no se pierde ninguno.
La señora sigue caminando, pero la cuerda es larga y el niño se emociona al ver unas pistolas, mientras que la señora robusta lo trae casi a jalones, el niño se vuelve entonces un volador de Papantla o tijuanero.

A ¿alguien se le cayeron las extensiones de pelo? El aire ha arrastrado partes de una cabellera, pero he dado con una carpa blanca con espejos colgados, una señora guera, con tijeras en mano, promete ser la indicada para cortarle el pelo a todos esos que están sentados.
Muchachas en pijama, señoras con carriolas, niños, señores, ancianos, todos en busca del algo material o de amor.

Mientras un danzante de penacho dorado y vestimenta ruidosa, se aproxima tocando una flauta, indicándome que todo esto es un carnaval dominguero, me detengo en un puesto para comprar un raspado y seguir mi camino, para ver los últimos estrenos de cine y dar el Tour por la avenida principal de la Latinos.